Condoto y el Chocó se merecen YA una renovación política

 

Las y los chocoanos no podemos seguir siendo nuestros propios enemigos.

 

No es un secreto que el departamento del Chocó hoy no cuenta con un acueducto que brinde agua potable a sus ciudadanos y ciudadanas durante las 24 horas del día. Tampoco es mentira o muy fácil de ocultar que los indicadores de desarrollo humano y necesidades básicas son los peores de los peores del país, y del mundo. Inocultable que en los últimos 30 años los grupos armados y narcotraficantes se pasean como Pedro por su casa en nuestros territorios masacrando, desterrando y empobreciendo a nuestras gentes. Indudablemente la riqueza minera, hídrica, forestal, cultural y su ubicación geoestratégica hacen del territorio chocoano el mayor atractivo para grandes proyectos legales o ilegales mineros, madereros, del narcotráfico, armados, hidroeléctricos, entre otros. No es sorpresa que sus instituciones educativas se encuentren en los peores niveles de calidad y pertinencia. Ni que decir del estado agónico del inexistente sistema de salud chocoano…

 

Podríamos seguir enumerando cada uno de los aspectos que empañan nuestras realidades, así seamos muy expertos en folklorizarlas, a propósito de tanto derroche en el sonsonete del siempre: San Pacho y las otras Fiestas Patronales. Pero todos estos aspectos señalados deben remitirnos, a los ciudadanos y ciudadanas, a plantearnos preguntas serias respecto a la clase política que nos ha dirigido. Estimo que hoy se hace urgente un debate interno o casa adentro. Que la ciudadanía chocoana se empodere de su realidad. Poco sirve si las demandas y resistencias contra el aparataje decrépito, neoliberal y esclavista del Estado colombiano si no se ponen en dialogo con los debates frente a una clase podrítica que ha sido inferior a las riquezas de la región y su talento humano. Una clase mezquina e indolente frente a las realidades. Una clase que se ha preocupado más por acumular para humillar a sus propios conciudadanos y no en formarse en gobernanza para la vida, el vivir sabroso. Una clase que se confabula con élites nacionales y las maquinarias perversas que asesinan a su propia población desde sistemas de salud miserables hasta con acciones ilegales. Creo que ya es hora de la ciudadanía ponga en cintura a estos políticos que han asumido el poder en los últimos 30 años. Es hora de arrojarlos a la basura. Es una clase que solo se siente parte de la chocoanidad en elecciones. Se comportan como forasteros y de los saqueadores esclavistas. Los indicadores evidencian que no han servido y que no es su prioridad dignificar al pueblo chocoano. Sus ciudadanos por fuera seguimos recibiendo el estigma que estos podríticos han bien asumido y reproducido: pobres, corruptos e inviables.

 

Al igual que la clase podrítica criollocolombiana, la clase política chocoana y condoteña se han convertido en clanes familiares. Hay una resistencia enorme, algunas “mejores familias” se han creído el cuento que son los únicos que pueden asumir los gobiernos en el municipio. Es el descaro tan alto que aún con estos indicadores pésimos hoy se nos presentan nuevamente como candidatos de la salvación para el departamento y el municipio. Se turnan entre hermanos y amigos la gobernación, las alcaldías y la representación a la cámara. Son políticos fallidos que no son capaces de pensarse en ascensos en la política en el orden nacional. Su capacidad es ínfima y su rabo de paja no les permite ni soñar. Al parecer, solo pueden convencer a las y los chocoanos de su honorabilidad y capacidad. También, entre favores, compra de votos anticipadas, la gente se subsume a las ordenes de estos personajes. Agradezca el favor personal, pero esto se trata de gobernar y la gobernanza no se mide en favores personales sino con indicadores sociales, económicos, culturales y queremos incluir el psicológico. ¿Cuál es el estado mental de nuestra gente? ¿No debería ser el bienestar y la felicidad elementos centrales de una apuesta de gobierno? Pero esto no es lo que se evidencia en nuestros pueblos. Está en nuestras manos si queremos seguir siendo la ciudadanía estúpida que mantiene a estos serviles de la política de la muerte y luego se queja de que sus condiciones no cambian.

 

Finalmente, creo que sí hay apuestas políticas nuevas que podrían dar un respiro y comenzar una era concertada que nos lleve a un mejor estar. El vivir sabroso que queremos. Aunque también hay una incertidumbre respecto a algunas sombras que les acompañan. Pero, no podemos caer en especulaciones como sí hay hechos concretos de quienes han ostentado el poder y sus detestables procederes. Está en nuestras manos en este momento electoral y en las prácticas cotidianas después. Algunos elementos para la recuperación de la gobernanza están en documentos y en un escrito anterior: la Constituyente Departamental. La concertación entre los diferentes sectores del departamento frente a lo que queremos devenir en el corto, mediano y lejano plazo. No podemos seguir pensando en cuatro años o en gobiernos. ¿Cuál es nuestro proyecto de departamento? ¿Cuál es nuestro proyecto de sociedad? ¿Cuál es nuestro proyecto de ciudadanía? ¿Cómo podemos ese vivir sabroso o buen vivir? Algunos temas clave:

-       Defensa y soberanía territorial

-       Movilidad entre las subregiones y en la capital

-       Movilidad digna y alternativa en la capital

-       El fortalecimiento en la protección de las comunidades en frontera y rurales afectadas por los clanes narcos-armados

-       Repensar la educación departamental en calidad y pertinencia.

-       Ambiente

-       Sistema de Salud

-       Agua potable las 24/7, es el inicio para una mejor salud

-       Energías limpias para las comunidades aún en la penumbra del olvido

 

-       Productividad

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